Crónica de un agotamiento anunciado.

Allá por el 2010 participé junto a otros cuarenta blogueros en algo que, sin nosotros saberlo, acabaría siendo muy grande. Entonces la quedada se llamaba QBL (Quedada Bloguera Letrera), puesto que la idea surgió del ya extinto foro de Letras y escenas. Un año después pasó a tener su nombre actual, y tres años después... esos cuarenta se han multiplicado. Por seis (y medio).

260 personas. Esos hemos sido los asistentes a la Blogger Lit Con 2013. ¡Y los cuarenta del primer año ya nos parecían muchísimos! Para muchos, era la primera vez. Para otros, como es mi caso, era la segunda. Pocos quedábamos de la primera QBL, pero aquí tenéis una foto de algunos de nosotros, veteranos que nos conocimos ese día y seguimos siendo amigos y quedando cada vez que podemos.

(Mari Carmen, Bella, Yo, Selene y Álex Campoy)

Esta crónica va a ser algo distinta a la mayoría, pues no la he vivido solo como asistente, sino también como organizador. Junto a Bella, Hermochi, Iria y Epi, hemos montado en menos de un mes (debido a circunstancias imprevistas) un evento que ha batido récords de asistencia y que, le pese a quien le pese, ha superado con creces los tres años anteriores. No lo digo yo: lo dicen las crónicas que han ido saliendo y las opiniones que he leído por Twitter.

Aunque la quedada comenzaba oficialmente a las 10:00, Bella (mi amable anfitriona), Álex y yo ya estábamos en pie antes de las 8. Pronto, Epi pasaría a recogernos y, al ritmo de Call Me Maybe y Poker Face, nos dirigimos al retiro con el coche cargado de libros para regalar a los asistentes. Una vez en la entrada, terminamos de pulir los últimos detalles con los otros organizadores y los coordinadores (un GRACIAS enorme: vuestra ayuda fue indispensable ese día) y comenzamos a dar la bienvenida a la gente. Me encontré con muchísima gente, algunos que aún no conocía en persona, otros que había visto hacía poco, y otros que llevaba meses sin ver. Es una pena no haber tenido más tiempo para estar con cada uno, pero es lo que tienen las quedadas tan grandes. Cuando estuvimos todos, ya a las 11:30, nos hicimos la tradicional foto de grupo.

Una vez comenzada la quedada, la gente se dispersó como quiso. Algunos asistimos al encuentro con autores de Kelonia Editorial (aunque yo llegué tarde...), y, por supuesto, Bella y yo no perdimos la ocasión de sacarnos una foto junto a nuestros queridos setos.

A las 12:30 tuvo lugar un fantástico picnic organizado por SM con Begoña Oro, autora de Croquetas y wasaps. Es con motivo de este libro que se realizó un peculiar concurso de declaraciones, en el que la autora eligió quince que leyó en voz alta. Para mi vergüenza, dos de las dedicatorias iban dirigidas a mí... los que fuisteis podréis dar fe de lo rojo que me puse. ¡Gracias a mis queridas valencianas por las dedicatorias!

(Begoña Oro, yo y Álex Campoy)

A las 14:00 era la hora de la comida, pero... ¡percance! A Epi, Álex y Aethelias se les había roto una de las maletas que habíamos llenado de libros, así que Hermochi y yo tuvimos que ir con bolsas y mochilas a la entrada del Retiro para traerlos todos. Menos mal que el tiempo fue misericordioso y no hacía mucho calor, porque fue un buen paseo el que tuvimos que dar cargados de libros. Después, con un poco de retaso, comenzaron los juegos. No sé qué opinaréis los que jugasteis, pero yo me lo pasé genial. Acabé agotado y sin voz (los últimos grupos están de testigos...), ¡pero mereció la pena!

Tras los juegos, tuvo lugar una mesa redonda de fantasía con Antonio Martín Morales, José Antonio Cotrina y Alberto Morán Roa. Aunque empezó con retraso, fue muy interesante, y al terminar tuvo lugar la entrega de premios a los ganadores de los juegos, así como a los que habían ganado algún título este año. Tras finalizar, a eso de las 19:30, comenzó la última de las actividades programadas, una charla muy distendida con David Lozano, en la que nos contó novedades sobre sus próximas publicaciones, la película de La Puerta Oscura y algunos otros secretillos. Para mi gusto, fue lo mejor del día. Muchas gracias por todo, David.

Una vez terminada la charla, repartimos algunas sorpresas más, así como todos los libros que habían sobrado entre aquellos que los quisieron. Después, los organizadores y coordinadores nos sacamos unas cuantas fotos...

...y llegó el momento de la despedida. Pero solo la general, porque muchos nos fuimos a cenar al Burger King (aunque algunos nos perdimos por el camino). Después, ya sí, Álex, Selene y yo nos fuimos a  dormir a casa de Bella. Ni que decir tiene que no tardamos en caer rendidos: estábamos agotados, pero había merecido la pena.

PD: Ya estamos empezando a planear la BLC 2014... Y estamos dispuestos a superarnos ;)