Por trece razones, de Jay Asher

Por trece razones

de Jay Asher

El suicidio no es un tema del que se suela hablar. Cuando una persona decide acabar con su vida, no acostumbra a aparecer en los medios de comunicación. Resulta extraño, pues, que un escritor juvenil se atreva a tratar un tema tabú como este y lo haga de la forma que ha escogido Jay Asher para Por trece razones.


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Clay Jensen recibe una caja de zapatos con unas siete cintas de casette. Un total de trece caras enregistradas: trece grabacions que contienen la voz de Hannah Baker, una compañera del instituto que se suicidó unas semanas atrás. En esas siete cintas, Hannah hace un repaso de las personas que la llevaron a tomar la decisión de acabar con su vida: trece razones entre las que, de una forma u otra, se encuentra Clay.

La originalidad es la bandera de esta novela. Como he dicho, no es frecuente encontrar un libro que trate íntegramente de un suicidio y mucho menos dentro de la literatura juvenil. Un suicidio es algo delicado sobre lo que escribir, y también un tema muy duro. Jay Asher, sin embargo, sabe cómo manejarlo, y le da un enfoque muy original, dándole voz a Hannah cuando ya se ha silenciado para siempre.

En este libro, aunque está escrito en primera persona, hay dos voces que se van alternando por párrafos: la de Clay, que cuenta lo que hace y siente al escuchar a Hannah, y la voz de esta, que Clay escucha de forma casi ininterrumpida. Aunque es un recurso un poco extraño y a veces pueda resultar un tanto confuso, es más que adecuado para los propóstios del autor, dado que puede incluir los comentarios y reacciones de Clay ante las palabras de su compañera. Además, el libro no se hace en ningún momento pesado. De hecho, a mí me ha llegado a absorber. Algo te empuja a seguir conociendo a Hannah, un personaje muy bien desarrollado.

Una de las mejores cosas de la novela es que, a través de las historias que Hannah va contando en las grabaciones, vamos conociendo a la chica poco a poco; la vamos entendiendo y nos vamos poniendo en su piel hasta ser capaces de compartir la profunda frialdad con la que llegó a actuar.  Y con las intervenciones de Clay, que se van alternando con la voz de Hannah, obtenemos una visión externa de Hannah. El punto de vista de la persona que se suicida y el de las personas que quedan detrás después de un suicidio.

Si escuchas una canción que te hace llorar y no quieres llorar más, no vuelves a escuchar esa canción.

Pero no puedes escaparte de ti misma. No puedes decidir no verte más. No puedes decidir apagar el ruido de tu cabeza. 

Este es uno de esos libros que se saborean, pero que además, se tienen que digerir. De hecho, hace tres días que lo terminé y aún sigo pensando en él. Hannah es un personaje que te hace pensar y que puede llegar a turbarte. Pensar sobre las razones que pueden conducir a una persona, sobre todo si es joven, a suicidarse es difícil; este libro ayuda a ahondar en este tema de una manera nada brusca y muy natural. Aunque resulte difícil, llegas a comprender la desesperación de Hannah y, lo que es más importante, el por qué de esa desesperanza.

A veces no somos conscientes de lo que una broma para hacernos los graciosos puede comportar, o lo mucho que podemos influir en una persona sin buscarlo si quiera. Clay lo descubre gracias a las grabaciones que le deja Jana, y cualquier lector puede descubrirlo si le da una oportunidad a las palabras de Jay Asher. Y luego actuar en consecuencia.

Lo mejor: La historia y su valor humano.

Lo peor: Alguna que otra falta de ortografía. Aún así. Averigüaré. Pero por suerte, a niveles no dañinos.

Por cierto, que casi me olvido. Se va a adaptar la novela a la gran pantalla; ya han confirmado a la actriz que dará vida a Hannah Baker: Selena Gómez. No digo nada, pero... Ahí lo dejo.