La máquina del tiempo IV

Han pasado nueve días del 2011 y aún me cuesta asimilar este último número. ¿No os pasa que pensáis o escribís 2010? Aish, si es que ya se echa de menos. ¿Y si...?
¡Sí! ¿Os apetece un viajecillo al pasado? Pues acompañadme al sótano de Alas de papel (que está oscuro y me da miedo ir sola) y vamos a sacarle las telarañas a nuestra Máquina de Tiempo, ¡que no la utilizamos desde el año pasado!


¡Ya sabéis, abrochaos los cinturones y no saquéis las manos ni los pies de la máquina si no queréis perderlos por el camino!

Ups. Parece que me he equivocado al seleccionar la fecha y hemos retrocedido hasta el 2002. A los pies de la máquina veo un libro. Se trata de Cuentos escritos a máquina, de Gianni Rodari. 

No se trata de una novela, sino de un conjunto de cuentos, veintitrés en total. En la contraportada del libro indica que este es a partir de 12 años, pero no especifica hasta qué edad, así que lo recomiendo a todo bicho viviente con ganas de pasar un rato entretenido y lleno de humor.

Yo leí este libro... ¡buf! A saber cuántas veces, pero debieron de ser muchas, porque aún a día de hoy recuerdo algunos de sus cuentos. Gianni Rodari nos presenta una realidad completamente nueva, llena de fantasía e imaginación y un toque de humor muy personal que harán las delicias de los amantes de ese  inocenete humor infantil que con los años parece que olvidamos. Conocemos así a un cocodrilo que va a un programa de televisión; al profesor Terríbilis, que examina a sus alumnos como si de un juicio se tratara y al no tener clara la respuesta, los lleva de excursión al pasado (se nos ha copiado, el muy mala persona; pero no os preocupéis, nosotros tenemos la patente de nuestra máquina del tiempo); a un veneciano que decide transformarse en pez antes de que Venecia termine engullida por las aguas, o a un hombre que decide dimitir y marcharse con los gatos de su ciudad a vivir (y obviamente, se convierte en uno de ellos).

Estos cuentos, de unas diez páginas cada uno, se fueron publicando en la tercera página del diario Paese Sera, a partir del mes de agosto de 1972. Lo mejor de este libro es sin duda su humor. Como he dicho, un humor infantil y absurdo al mismo tiempo, que hace aparición para crear un mundo donde realidad y absurdidad se fusionan para crear un nuevo universo. Gracias a su lenguaje y a su narración natural -que no significa simple- crea la ilusión de que la realidad que nos presenta es posible y verdadera. Que es posible que un joven se enamore de una motocicleta y que esta se fugue con un ladrón, que un cartero pueda entregar sus cartas antes de salir o que los marcianos del planeta Karpa aterricen en Pisa para realizar una misión comercial.